Durante años hemos sido conscientes de que las matemáticas son una asignatura “difícil” para muchos de nuestros alumnos, y es que su enseñanza y aprendizaje involucra muchos procesos y conocimientos que deben ser aplicados para resolver problemas o situaciones de nuestro diario vivir.
Defior et al. (2015), señalan que entre los conocimientos que exige el aprendizaje de las matemáticas podemos encontrar: los conceptuales (referidos al lenguaje, espacio, tiempo y cantidad), los declarativos y los procedimentales. Los autores señalan, además de los procesos cognitivos, a los metacognitivos y los de naturaleza motivacional.
Más allá de las dificultades de nuestros alumnos, los docentes debemos hacer una pausa y reflexionar cuánto estamos colaborando ya sea para que nuestros alumnos logren desarrollar habilidades matemáticas, con una actitud positiva hacia ellas, o para que asuman una actitud de rechazo o temor ante los aprendizajes que las involucran. El resultado de diversas investigaciones realizadas al respecto, desde el campo de la psicología y la pedagogía, pueden ayudarnos en esta labor.
Ante la complejidad de este escenario, Martínez (2010) recomienda tener en cuenta ocho principios básicos, lo mismos que corresponden a la buena práctica que se requiere para la enseñanza de las matemáticas, tal como se señala a continuación:
Principios de buenas prácticas para la enseñanza de las matemáticas
Principios | Aspectos incluidos |
1. Igualdad | No existe un “gen” matemático que tengan algunas personas y otras no posean. Es necesario considerar tratamientos diferenciados de acuerdo a las capacidades y estilo de aprendizaje de los alumnos. Se debe utilizar de manera más amplia los recursos y materiales disponibles. |
2. Experiencia | La construcción de los conocimientos matemáticos se debe realizar sobre sus saberes previos, sobre lo que ya conocen, considerando ricas experiencias para facilitar aprendizajes procedimentales. |
3. Empleo de referentes | Considerar la continuidad del principio de experiencia, mediante ejercicios y la práctica. |
4. Transparencia | Es necesario que se muestren los pasos y procesos con los que se construyen los contenidos matemáticos. Los materiales y recursos simbólicos a emplear deben reflejar, de la manera más fiel posible, la realidad que toman como referencia. |
5. Comprensión | Esta dimensión es trascendental para adquirir competencia matemática, pues permite evocar rápida y efectivamente los conocimientos previos, además de identificar cuándo deben utilizarlos y construir, con una buena base, los conocimientos posteriores. |
6. Convencionalismo (de flexibilidad) | La matemática permite optar por la mejor alternativa para resolver o solucionar los ejercicios o problemas planteados. |
7. Construcción de modelos formales | Permite la aplicación de lo aprendido en un campo en otros campos distintos, por ejemplo: aritmética a geometría, numeración a sistemas de medida, etc. |
8. Desglosamiento de los modelos formales | Al comprender y dominar los pasos intermedios se puede llegar a niveles de elaboración superiores. Es recomendable llegar a los modelos formales después de haber manejado otros más sencillos, más vinculados con las manipulaciones que requieren los problemas. |
La observación y aplicación de estos principios puede contribuir a que nuestros alumnos alcancen los objetivos que esperamos y a reducir la posibilidad de que presenten dificultades en el aprendizaje de las matemáticas.
Finalmente, es importante resaltar la importancia de estar siempre atentos a las investigaciones que se realicen respecto de la didáctica, podremos lograr así mantenernos en un ritmo de mejora continua en favor de nuestra práctica docente.
Mg. Roxana Bazalar Laos
Especialista en Dificultades de Aprendizaje
Defior, S., Serrano, F. & Gutiérrez, N. (2015). Dificultades específicas de aprendizaje. Síntesis.
Martínez M., Jaime. (2010) Enseñar Matemáticas a estudiantes con necesidades educativas especiales. Wolters Kluwer España.